martes, 16 de abril de 2019

DÍA 9 de la Preparación para consagrarse a la Virgen



Querida familia, queridos chicos:
Después de haber cantado algunas estrofas de “El Ave María de Fátima”. Ahora, escuchamos o leemos la reflexión del día 9.
* * *
Hoy meditaremos sobre la primera aparición de Nuestra Señora.
Cierto día del año 1917, mientras jugaban en lo alto de la colina, Lucía, Francisco y Jacinta vieron una luz como de un relámpago.
-Está relampagueando- dijo Lucia. Puede venir una tormenta. Es mejor que nos vayamos a casa. -¡Está bien! contestaron sus primos.
Comenzamos a bajar el cerro llevando las ovejas hacia el camino. Cuando íbamos por mitad de la pendiente, cerca de una encina, vimos otro relámpago. Dimos unos pasos más, y vimos sobre la encina una Señora vestida de blanco, más brillante que el sol, esparciendo una luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos mas ardientes del sol. Estábamos tan cerca que quedamos dentro de la luz que Ella irradiaba.
La Señora nos dijo: -"No tengáis miedo. No os hago daño."
-Yo le pregunte: ¿De dónde es usted…?
-"Soy del Cielo."
-¿Qué es lo que usted quiere?
- He venido para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos el día 13 a esta misma hora. Después diré quién soy y lo que quiero. Volveré una séptima vez."
-Pregunté entonces: ¿Yo iré al cielo? -"Sí, iras…"
-¿Y Jacinta? -"Irá también…"
-¿Y Francisco…? -"También ira, pero tiene que rezar antes muchos rosarios…".
Y nos preguntó: ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?
-Si queremos, dije.
-"Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá".
La Virgen abrió sus manos por primera vez: una luz muy intensa parecía fluir de sus manos y penetraba en lo más íntimo de nuestro pecho y de nuestros corazones.
Entonces, por un impulso interior, caímos de rodillas, repitiendo humildemente:  -Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento…
Después de unos momentos Nuestra Señora agregó: -"Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra".
Y comenzó a elevarse serenamente, mientras la luz que la rodeaba parecía abrirle el camino.

Contemplemos qué cosas más bellas nos regala Dios por medio de la Virgen.
Para finalizar, después de haber reflexionado, rezaremos la Coronilla del Amor a la Sagrada Familia.

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