Querida familia, queridos chicos:
Después de haber cantado algunas estrofas de “El Ave María de Fátima”, escuchamos
o leemos la reflexión del día 17.
Comenzamos hoy la tercera etapa de nuestro camino de preparación… ¡¡¡Se
va acercando el gran momento de entregarle nuestro corazón a nuestra Madre,
poniendo nuestra vida en sus manos!!!
Durante los primeros ocho días hemos querido purificar, limpiar nuestro
corazón, sabiendo se lo ofrecemos a Jesús para que Él viva siempre allí…
Queremos que no encuentre nada que le cause pena y vuelva a clavar espinas en
su Corazón.
Luego, durante ocho días nos hemos dedicado a conocer mejor a Nuestra
Madre, sobre todo recordando sus apariciones en Fátima, en el año 1917.
A partir de ahora, y antes concluir con una novena a los santos
hermanitos Jacinta y Francisco Marto, queremos, durante ocho días, dedicarnos a
conocer mejor a Jesús, nuestro Salvador, para amarlo más. Porque el gran tesoro
que la Virgen guarda en su Corazón y que quiere compartir con nosotros es su
amor por Jesús, el Hijo de Dios, que es su propio hijo.
María Santísima es la persona más amada por Dios, más que todos los
ángeles y santos juntos. Para Dios Ella vale más que todo el universo. Sin
embargo, esto no la aparta de nosotros; al contrario: Dios es Amor, y el Amor
une. La Virgen une a cada uno don Dios, a Dios con todos, y a todos en Dios.
Ella tiene todo el amor que el mundo necesita para salvarse Ella no quiere que
haya maldad, sufrimiento, guerras, dolor… por eso nos pide que recemos y nos
apartemos de lo malo; porque lo único que Dios pide para poner fin al mal es
que tengamos confianza en Él, recemos y nos convirtamos. “Convertirse” es dejar
de hacer lo malo y cumplir los mandamientos de Dios.
Un gran santo, san Bernardo, dice: “A Cristo por María”. Y san Luis
María, quien nos enseña el camino de preparación a la Consagración, dice que
“María es el camino más fácil, más corto, más perfecto y más seguro para unirse
a Dios”. Y que si Dios quiso llegar a nosotros a través de María, la mejor
manera de encontrar a Dios y vivir unidos a Él es por medio de María.
Pidamos a nuestra Madre que sea Ella la que nos enseñe a vivir en
amistad con Jesús su Hijo.
Para finalizar, después de haber reflexionado, rezaremos la Coronilla
del Amor a la Sagrada Familia.
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