lunes, 22 de abril de 2019

DÍA 15 de la Preparación para consagrarse a la Virgen


Querida familia, queridos chicos:
Después de haber cantado algunas estrofas de “El Ave María de Fátima”, escuchamos o leemos la reflexión del día 15.
* * *
Hoy meditaremos sobre las apariciones de Nuestra Señora a Lucía, luego de la muerte de sus primos Jacinta y Francisco.
Como les había prometido, la Virgen llevó pronto al cielo a Jacinta y a Francisco. Luego de enfermarse y padecer grandes dolores, que ellos ofrecieron por los pecadores y para consolar a los Corazones de Jesús y de María, primero murió Francisco, el 4 de abril de 1919, y luego su hermana Jacinta, el 20 de febrero de 1920.
Lucía tenía la misión de dar a conocer los mensajes de Nuestra Señora… se hijo monjita, es decir, entró en un convento, y vivió una larga vida, muriendo a los 97 años en el 2005.
La Virgen dijo que luego de las apariciones del año 1917 volvería, y así lo hizo. El día 10 de diciembre de 1925, se le apareció junto al Niño Jesús, suspenso en una nube luminosa. La Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró su Corazón, cercado de espinas, mientras el Niño decía a Lucía:
– Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas.
En seguida dijo la Santísima Virgen:
– Mira, hija mía, mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los 15 misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas.
Qué admiración y qué alegría debe darnos el ver cuánto nos ama nuestra Madre, cómo insiste en que nos acerquemos a su Corazón Inmaculado para encontrar refugio, y al Corazón de su Hijo para encontrar perdón.
Propongámonos nosotros ser buenos y dar a conocer a todas las personas el amor de Dios, para que no haya más guerra y los hombres se salven.
Para finalizar, después de haber reflexionado, rezaremos la Coronilla del Amor a la Sagrada Familia.

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