Querida
familia, queridos chicos:
Hemos
comenzado este momento de preparación cantando algunas estrofas de “El Ave
María de Fátima”. Ahora, escuchamos o leemos la reflexión del día 8.
Hoy terminamos
la primera de las cuatro etapas del camino de preparación a nuestra
Consagración.
En esta
primera parte, nos hemos propuesto preparar nuestro corazón, limpiar nuestra
alma: así como cuando recibimos una visita importante y muy querida, limpiamos
y ordenamos nuestra casa. También nosotros queremos mirar con atención qué
cosas hay en nuestra vida, en lo que hacemos, que queremos cambiar, porque
sabemos que no le agradan a Dios, que ponen triste al Corazón de Jesús, al
Corazón de la Virgen nuestra Madre.
Cuando la
Nuestra Señora se apareció a los pastorcitos en Fátima, ellos quedaron muy
impresionados por la tristeza de Jesús y de su Madre, a causa de los pecados de
las personas.
Por eso,
nosotros haremos el buen propósito de no hacer más aquellas cosas que causan
pena a Dios: palabras, pensamientos y acciones que lo ofenden, y que a veces
también lastiman a las personas que están con nosotros.
Nosotros
amamos a Dios y a los demás, pero a veces nos dejamos llevar por malos impulsos
y hacemos cosas de las cuales luego nos avergonzamos y nos arrepentimos. Si en
verdad nos arrepentimos, no debemos desanimarnos: Dios nos dará su Amor para portarnos
mejor y ser buenos cristianos.
Para eso,
nos ha dado a cada uno un ángel que nos acompaña, el ángel de la guarda, al
cual debemos rezar siempre. Así como el Ángel de la Paz preparó a Jacinta, Francisco
y Lucía, así nuestro ángel nos cuida y nos enseña, suavemente, a ser mejores
hijos de Dios.
A partir
de mañana comenzaremos una segunda etapa de ocho días, que dedicaremos a
conocer mejor a la Madre de Jesús. Lo que haremos será ir recordando las seis
apariciones de Nuestra Señora, desde mayo a octubre, en el año 1917.
Demos
gracias a Dios, nuestro Padre porque nos ama y nos ha elegido para estar más
cerca del Corazón de la Virgen, entregándole nuestro propio corazón por la
Consagración.
Para
finalizar_, después de haber reflexionado, rezaremos la Coronilla del Amor a la
Sagrada Familia.
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