lunes, 15 de abril de 2019

DÍA 8 de la Preparación para consagrarse a la Virgen



Querida familia, queridos chicos:
Hemos comenzado este momento de preparación cantando algunas estrofas de “El Ave María de Fátima”. Ahora, escuchamos o leemos la reflexión del día 8.

Hoy terminamos la primera de las cuatro etapas del camino de preparación a nuestra Consagración.
En esta primera parte, nos hemos propuesto preparar nuestro corazón, limpiar nuestra alma: así como cuando recibimos una visita importante y muy querida, limpiamos y ordenamos nuestra casa. También nosotros queremos mirar con atención qué cosas hay en nuestra vida, en lo que hacemos, que queremos cambiar, porque sabemos que no le agradan a Dios, que ponen triste al Corazón de Jesús, al Corazón de la Virgen nuestra Madre.
Cuando la Nuestra Señora se apareció a los pastorcitos en Fátima, ellos quedaron muy impresionados por la tristeza de Jesús y de su Madre, a causa de los pecados de las personas.
Por eso, nosotros haremos el buen propósito de no hacer más aquellas cosas que causan pena a Dios: palabras, pensamientos y acciones que lo ofenden, y que a veces también lastiman a las personas que están con nosotros.
Nosotros amamos a Dios y a los demás, pero a veces nos dejamos llevar por malos impulsos y hacemos cosas de las cuales luego nos avergonzamos y nos arrepentimos. Si en verdad nos arrepentimos, no debemos desanimarnos: Dios nos dará su Amor para portarnos mejor y ser buenos cristianos.
Para eso, nos ha dado a cada uno un ángel que nos acompaña, el ángel de la guarda, al cual debemos rezar siempre. Así como el Ángel de la Paz preparó a Jacinta, Francisco y Lucía, así nuestro ángel nos cuida y nos enseña, suavemente, a ser mejores hijos de Dios.
A partir de mañana comenzaremos una segunda etapa de ocho días, que dedicaremos a conocer mejor a la Madre de Jesús. Lo que haremos será ir recordando las seis apariciones de Nuestra Señora, desde mayo a octubre, en el año 1917.

Demos gracias a Dios, nuestro Padre porque nos ama y nos ha elegido para estar más cerca del Corazón de la Virgen, entregándole nuestro propio corazón por la Consagración.
Para finalizar_, después de haber reflexionado, rezaremos la Coronilla del Amor a la Sagrada Familia.

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