Querida familia, queridos chicos:
Después de haber cantado algunas estrofas de “El Ave María de Fátima”, escuchamos
o leemos la reflexión del día 19.
Jesús, nuestro Salvador, es verdadero Dios y verdadero hombre. Siendo
Dios, quiso tener una vida como la nuestra, aunque con signos que nos muestran
quién es Él verdaderamente y su misión en el mundo.
Un ángel, san Gabriel, fue enviado por Dios Padre para anunciar a la
Virgen María que Ella había sido elegida para ser la Madre del Hijo de Dios
(san Lucas 1, 26-38). Y el mismo ángel le anunció a san José que su prometida
tendría un hijo, por un milagro de Dios, y que él tendría la misión de
protegerlo con el amor de un verdadero padre (san Mateo 1, 18-25).
El Hijo de Dios hecho hombre, Jesucristo, quiso vivir y crecer en una
verdadera familia humana, con un papá y una mamá. No tuvo hermanos porque su
nacimiento fue un milagro de Dios. Pero en todo lo demás vivieron como
cualquier familia: fueron pobres, eran muy trabajadores: José era carpintero y
María trabajaba cuidando su hogar.
Cuando Jesús nació, pocos fueron a adorarlo: muchos estaban distraídos,
a pesar de que Dios siempre le recordaba a su Pueblo la llegada del Salvador
por medio de los profetas.
Pero no sólo eso: hubo gente malvada, como el rey Herodes, que quiso
darle muerte. Pensaba este rey que si Jesús era Rey, descendiente de los
grandes reyes judíos, le quitaría su poder. Por eso, la Sagrada Familia tuvo
que huir a Egipto (san Mateo 1, 13-15), ese país en el que mucho tiempo antes
los judíos habían vivido como esclavos.
Algunos de estos hechos de la Vida de Jesús los recordamos al rezar el
Santo Rosario. El rosario es como un resumen del Evangelio. Así lo han dicho
muchos cristianos y lo ha repetido en Papa san Juan Pablo II.
Contemplar, es decir, mirar con amor los misterios del rosario es como
recordar una historia mirando cuadros o fotos de familia.
El Papa san Juan Pablo II quiso completar ese «resumen del evangelio»,
que es el rosario agregando un grupo de misterios llamados “de luz”.
Pensemos en la importancia de conocer la vida de Jesús. Ser cristianos
significa vivir como amigos de Jesús, que incluso nos llama “hermanos”. Pero
¿cómo podemos amarlo si no lo conocemos? Para conocerlo mejor, la Virgen quiere
que recemos el rosario.
Para finalizar, después de haber reflexionado, rezaremos la Coronilla
del Amor a la Sagrada Familia.
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