Querida
familia, queridos chicos:
Hemos
comenzado este momento de preparación cantando algunas estrofas de “El Ave María
de Fátima”. Ahora, escuchamos o leemos la reflexión del día 6.
En este día,
queremos recordar qué es el santo rosario, que los tres pastorcitos, Lucía,
Francisco y Jacinta, aprendieron a rezar en sus familias. Aunque antes de las
apariciones sentían a veces pereza para rezarlo bien, ellos sabían que es un
gran tesoro.
¿Quién
inventó el rosario? El santo rosario le fue revelado por la misma Virgen María
a un gran santo, que vivió hace mucho, mucho tiempo. Su nombre era Domingo de
Guzmán, español, sacerdote y predicador. Para anunciar el mensaje de Dios y
convertir a los pecadores, él fundó una congregación, una comunidad religiosa:
los frailes dominicos.
Él se
esmeraba mucho, pero la gente no correspondía. Un día en que rezaba en un
bosque, en el sur de Francia, se le apareció la Virgen y le dijo: “Domingo:
siembras mucho pero riegas poco…”. Nuestra Señora quería decirle que, además de
hacer cosas, debía rezar más. Y le enseñó cómo rezar el rosario. Desde
entonces, muchísima gente se convirtió, por la fuerza de la oración. Era el año
1218.
Desde
entonces, ha habido muchos santos y santas, de todas las edades, que han
encontrado en el santo rosario la fortaleza para su vida, el consuelo para sus
tristezas, la forma de agradecer a Dios sus regalo…
Uno de los
que más predicó sobre el rosario fue San Luis María Grignion de Montfort, el
mismo que enseñó a muchos a prepararse para consagrarse a la Virgen rezando y
meditando, como nosotros estamos haciendo: 33 días en representación de los 33
años que Jesucristo, el Hijo de Dios, vivió en esta tierra, antes de morir y
resucitar para salvarnos.
Pensemos que cada vez que rezamos el rosario, sobre todo si lo hacemos en familia, Dios
derrama abundantes bendiciones, porque estamos orando en unión con la Virgen
María, el ser más bello y santo, a quien Dios ama por encima de todas sus
creaturas.
Algunos de
quienes hacen esta preparación ya saben rezar el rosario y lo hacen; otros,
todavía no… Qué bueno cuando todos lo hagamos cada día, como pidió la Virgen a
los pastorcitos…
Para
finalizar, después de haber reflexionado, rezaremos la Coronilla del Amor a la
Sagrada Familia.
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