jueves, 25 de abril de 2019

DÍA 20 de la Preparación para consagrarse a la Virgen


Querida familia, queridos chicos:
Después de haber cantado algunas estrofas de “El Ave María de Fátima”, escuchamos o leemos la reflexión del día 20.
En Fátima y en muchas otras ocasiones la Virgen nos pide oración y conversión.
Santa Teresa de Ávila, una gran santa española, a quien Jesús se le apareció como un niño pequeño, dice que la oración es buscar momentos de tranquilidad para compartir la alegría de la amistad con quien sabemos que nos ama, que es Dios.
Rezar el rosario es hablar con Dios: para pedirle lo que necesitamos, para agradecerle, para mostrar que estamos arrepentidos de obrar mal, y también para aprender: para conocer la vida y la enseñanza de Jesús, y así saber también amarlo mejor.
Durante esta preparación a nuestra Consagración, la oración que le estamos ofreciendo a Jesús es la Coronilla del Amor. Quizá no todos los que se preparan para consagrarse han aprendido el rosario, o si lo saben, todavía no han hecho la costumbre de rezarlo. Debe llegar el momento en que lo hagamos diariamente, cumpliendo el deseo de nuestra Madre.
Rezar el rosario es compartir con Ella los momentos más importantes de su vida: algunos, de alegría, y otros de gran dolor.
Uno de esos momentos bellos y felices fue cuando visitó a su prima santa Isabel, que vivía en la zona montañosa de Judea. Cuando el ángel Gabriel le anunció que había sido elegida para ser Madre del Salvador, supo también que por otro milagro de Dios su prima, que ya era anciana, estaba embarazada ya de seis meses. Al nacer, su hijo fue llamado Juan, y tendría la misión de preparar a la gente para reconocer y recibir a Jesús como el Salvador prometido.
Cuando la Virgen llegó a casa de su prima, esta la saludó diciendo: “¡Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre” (san Lucas 1, 42). Palabras que nosotros repetimos cada vez que rezamos el Avemaría.
Este momento lo recordamos entre los Misterios de Gozo del Rosario. En ese momento también la Virgen entonó un canto muy bello llamado el “Magníficat”.
 Demos gracias a Dios Padre porque nos permite comprender mejor, en compañía de nuestra Madre, su gran Amor por nosotros, al enviarnos a su Hijo, que quiso vivir como nosotros.
Para finalizar, después de haber reflexionado, rezaremos la Coronilla del Amor a la Sagrada Familia.

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